• gominolasdepetroleo@gmail.com

¿Y tú dónde guardas las patatas?

¿Y tú dónde guardas las patatas? 370 400 Miguel A. Lurueña
Es imperdonable que a estas alturas aún no hayamos dedicado un sólo artículo de este blog a uno de los principales protagonistas de la cocina europea, y que también está presente en los platos de muchas otras regiones del planeta: la patata. Hay tantas cosas que decir sobre este tubérculo, que podríamos dedicarle un blog en exclusiva, pero por el momento trataremos solamente algunas cuestiones que espero te resulten de interés. Empezaremos por hablar de cuál es la mejor forma de almacenar las patatas en casa, algo que puede parecer una simpleza, pero que va a determinar, entre otras cosas, su vida útil y sus características organolépticas (aspecto, olor, sabor, textura) y que incluso podría afectar negativamente a tu salud. Como siempre, comencemos por el principio…

¿Qué es la patata?

Como sabrás, la patata es un tubérculo, es decir, una estructura modificada de la planta, que se desarrolla bajo tierra y donde se acumulan los nutrientes de reserva (básicamente agua almidón) que le permitirán sobrevivir y propagarse. Lo que sucede es que la parte aérea  de la planta muere durante el otoño, mientras que los tubérculos sobreviven bajo tierra durante el invierno, periodo durante el cual permanecen en estado de dormición hasta que llega la primavera. En ese momento abandonan ese estado de latencia y comienzan a crecer brotes nuevos que utilizan los nutrientes de reserva para desarrollarse.

Planta de la patata (Solanum tuberosum L. para los amigos). (Fuente)

Condiciones de conservación

Después de su recolección, la patata es un órgano aún vivo, lo que significa que en él siguen desarrollándose procesos metabólicos y fisiológicos (respiración, transpiración, etc.), aunque estos transcurren muy lentamente debido al estado de dormición del que hablábamos antes. Dicho estado, que está regulado  por hormonas que produce la propia patata, depende tanto de factores intrínsecos (variedad, factores genéticos, etc.), como de factores ambientales (humedad, temperatura, etc.). Como puedes imaginar, lo que nos interesa a la hora de almacenar las patatas es que permanezcan en ese estado de latencia durante el mayor tiempo posible. Para ello, lo que podemos hacer en casa es controlar las condiciones de almacenamiento (en la medida de lo posible, claro está), de modo que si estas son favorables, la patata puede conservarse en buen estado entre 7 y 9 meses (eso sí, podría sufrir ciertas pérdidas de peso y un deterioro más o menos acusado de sus características organolépticas). ¿Cuáles deben ser esas condiciones? Quizá sepas ya que las patatas deben almacenarse en un lugar frescooscurohúmedo y relativamente ventilado. Pero, como suele suceder, lo interesante no es la respuesta en sí misma, sino su explicación. Así que veamos a qué se deben estas recomendaciones…

Recomendaciones de conservación que aparecen en una bolsa de patatas. Patatas Sabrosona, Julián Sanz e Hijos, S.A. Oviedo, España.

Temperatura

Lo ideal sería almacenar las patatas a una temperatura de entre 7 ºC y 10 ºC, valores que no siempre son fáciles de conseguir en una vivienda… Pero, ¿por qué esa temperatura y no otra? Como puedes deducir, valores de temperatura más elevados, como los que suele haber en una vivienda (normalmente entre 18 ºC y 24 ºC), estimulan y aceleran el desarrollo de algunos procesos metabólicos y fisiológicos, de modo que:

  • provocan un aumento la transpiración, es decir, las células pierden más agua. En las células vegetales, como las de la patata, existen unos orgánulos de gran tamaño, llamados vacuolasen los que se almacena agua que, entre otras cosas, mantiene cierta presión hidrostática interna, dando turgencia a las células y aumentando su tamaño. Así, al aumentar la transpiración y perderse este agua, las células pierden turgencia y encogen. Esto se traduce en una serie de cambios indeseables en la patata, que sufre una pérdida de peso, una reducción de tamaño, adquiere una textura blanda y gomosa y su piel se arruga, siendo difícil de pelar.
En este diagrama puedes ver dos células vegetales.  La de la izquierda está turgente debido al agua almacenada en su vacuola. La de la derecha ha perdido agua por efecto de la transpiración, por lo que su vacuola se ha reducido de tamaño, afectando a la turgencia y el tamaño de la célula. (Fuente)

  • provocan un aumento de la respiración. Este proceso consiste en captar oxígeno que se emplea en oxidar ciertos compuestos, como almidón y azúcares, para obtener energía. Como resultado, se libera dióxido de carbono y se produce un aumento de la temperatura y una reducción de peso y de tamaño. Si la tasa de respiración es demasiado elevada, puede haber problemas de suboxidación, es decir, un aporte deficiente de oxígeno provoca la muerte de las células centrales del tubérculo, que se necrosan, dando una coloración negra de la parte interna del tubérculo (corazón negro).
  • favorecen la formación de brotes. Durante los primeros meses después de la recolección, la formación de brotes está inhibida por la acción de algunas de las hormonas que produce la propia patata. Una vez transcurrido este tiempo, si las condiciones ambientales son favorables para el desarrollo del tubérculo (por ejemplo, si la temperatura es elevada) éste saldrá de su estado de latencia, y comenzarán a formarse los brotes que permitirán su propagación (procesos regulados también por hormonas). Como puedes imaginar, esto se consigue a costa de consumir los nutrientes de reserva (principalmente agua y almidón), así que, si esos brotes se desarrollan demasiado, la patata pierde peso y turgencia, se arruga y se ablanda.

 Mr. Punk Potato (Fuente)

Además de todo esto que acabamos de mencionar, debes tener en cuenta que las temperaturas elevadas favorecen el desarrollo de organismos que pueden provocar el deterioro de la patata, como por ejemplo, hongos, bacterias e insectos.

Algunos de estos efectos adversos podrían evitarse o minimizarse si almacenáramos las patatas a bajas temperaturas. Por ejemplo, una temperatura de unos 3-4 ºC evitaría la formación de brotes y reduciría el desarrollo de organismos alterantes. Sin embargo, una temperatura demasiado baja también puede provocar otros problemas:

  • En general, la velocidad de respiración aumenta a medida que lo hace la temperatura, pero en el caso de la patata, temperaturas próximas al punto de congelación también aumentan la velocidad de respiración, con los consiguientes inconvenientes que ya hemos mencionado: pérdidas de peso y de tamaño y coloraciones negras en el interior del tubérculo.
  • Temperaturas inferiores a 7 ºC, favorecen la acción de ciertas hidrolasas, enzimas que «rompen» el almidón, obteniéndose así azúcares simples (principalmente glucosa, fructosa y sacarosa) que aportan al tubérculo un sabor dulce, algo que no suele ser deseable. Además, esto tiene otras implicaciones, especialmente si utilizamos esa patata para freír: como ya vimos anteriormente en este blog, cuando los azúcares reductores, como la glucosa y la fructosa, se combinan a altas temperaturas con aminoácidos libres (también presentes en la patata), se producen una serie de reacciones (conocidas de forma genérica como reacción de Maillard) que dan como resultado la formación de colores pardos, además de un compuesto potencialmente tóxico llamado acrilamida (sobre el que hablaremos detenidamente en otra ocasión). Por estos motivos se estima que cuando las patatas contienen un 2,6% de azúcares simples no son aptas para la fritura. En algunos casos el desdoblamiento del almidón en azúcares simples debido a un almacenamiento a bajas temperaturas puede revertirse con un almacenamiento a unos 15 ºC durante dos o tres semanas aunque esto no siempre surte efecto e incluso puede ser contraproducente, dependiendo del estado en el que se encuentre la patata.

En la imagen se pueden ver patatas fritas después de haber sido almacenadas en distintos lugares: 1. cuenco en el interior de un armario de cocina 2. caja de plástico alejada de altas temperaturas 3. bolsa de plástico en un armario de cocina 4. bolsa de plástico en zona alejada de altas temperaturas 5. encimera de cocina 6. armario bajo el fregadero 7.  frigorífico 8. almacén acondicionado (95% H.R. y 6ºC). Observa el color que presentan las patatas de la imagen número 7. (Fuente)

En definitiva, para almacenar las patatas lo más recomendable es mantener la temperatura entre 7 ºC y 10 ºC, ya que en ese rango se evitan, o al menos se minimizan, la mayoría de los efectos adversos que acabamos de ver. Sin embargo, a estas temperaturas aún podría producirse un crecimiento de brotes, así que lo que hace habitualmente el productor es utilizar inhibidores de brotación (sustancias que retrasan el nacimiento de los brotes), o bien, almacenar las patatas bajo atmósferas controladas, con diferentes proporciones de distintos gases, como oxígeno, dióxido de carbono y/o etileno. Podríamos trasladar este último método al entorno doméstico y utilizar una solución casera para tratar de inhibir los brotes, consistente en almacenar las patatas junto a una manzana (ya hablamos aquí sobre ello).




En esta imagen puedes apreciar los efectos indeseables  que provocan temperaturas por encima y por debajo de las recomendadas para el almacenamiento de la patata. (Fuente)

Luz

La exposición a la luz favorece que el tubérculo salga de su estado de latencia, provocando algunos efectos indeseables. En general, se produce un aumento de la actividad metabólica y fisiológica algo que, como ya hemos visto, se traduce en un aumento de la respiración y de la oxidación y en la formación de brotes, procesos que pueden provocar pérdidas de tamaño, de peso y de turgencia. Además, la luz estimula la síntesis de ciertos compuestos indeseables, como clorofila y ciertos glicoalcaloides.

Como sabrás, la clorofila es un pigmento de color verde que ejerce un papel fundamental en el proceso de fotosíntesis. Cuando la patata es expuesta a la luz, las células de su superficie sintetizan este compuesto, provocando un verdeamiento del tubérculo. Esto puede otorgarle un aspecto extraño y provocarnos cierto rechazo, pero no es perjudicial en sí mismo. Sin embargo, nos sirve como indicador de que la patata ha permanecido expuesta a la luz, lo que significa que su concentración de glicoalcaloides podría ser elevada. ¿Y qué importancia tiene esto? Estos compuestos podrían aportar un sabor amargo a la patata y, lo que es más importante, podrían suponer un riesgo para la salud. Veamos por qué…

En una patata que ha sido expuesta a la luz, las células más cercanas a la superficie (especialmente las que se encuentran bajo la piel) sintetizan clorofila (en el círculo puedes ver una imagen ampliada de las células vegetales y los cloroplastos que contienen la clorofila). (Fuente)

Los glicoalcaloides son compuestos potencialmente tóxicos que están presentes en la patata de forma natural y que sirven como defensa ante ciertas agresiones externas, como ataques de insectos, de hongos, golpes, etc. Entre dichos compuestos destacan la  α-chaconina y, especialmente, la α-solanina, que  dicho sea de paso, da nombre a las plantas solanáceas, es decir, plantas del género Solanum, como la patata (Solanum tuberosum), la berenjena, la belladona o el tomate.

Estructura  molecular de la α-solanina (Fuente).

En una patata los glicoalcaloides están presentes normalmente en una concentración de unos 2-15 mg/100 g de peso fresco, pero como acabamos de mencionar, algunos agentes externos pueden incrementar esos valores. Así, se estima que a partir de una concentración de 10 mg/100 g la patata adquiere un sabor amargo, mientras que a partir de 50-100 mg/100 g puede ser tóxica. ¿Y que significa eso? Dosis de entre 2 y 5 mg por kilogramo de masa corporal pueden causar síntomas de intoxicación, que pueden ser relativamente leves (naúseas, diarrea, vómitos, dolores de estómago, ardor de garganta, arritmia, dolor de cabeza, mareos) o más graves (alucinaciones, parálisis, fiebre, pérdida de conocimiento, hipotermia), mientras que dosis de 3 a 6 mg por kilogramo de masa corporal pueden resultar fatales. Esto no significa que debas evitar el consumo de patatas, ni mucho menos. Solamente se trata de que conozcas los riesgos que pueden existir para así tratar de evitarlos. Debes saber que la intoxicación debida a los glicoalcaloides de la patata es poco frecuente debido a varias razones:

  • su presencia en concentraciones tóxicas otorga a la patata un desagradable sabor amargo, lo que normalmente provoca el rechazo del consumidor, que suele optar por no consumirla.
  • las variedades de patata destinadas al consumo, normalmente han sido seleccionadas y mejoradas (por ejemplo, mediante cruzamiento) para que produzcan bajas concentraciones de estos compuestos
  • en una patata expuesta a la luz, los glicoalcaloides se sintetizan principalmente en la zona superficial (en la piel y por debajo de ella), así que si ésta presenta algunas zonas ligeramente verdes, bastaría con pelarla para retirar la mayor parte de estos compuestos. Sin embargo, esto no asegura su eliminación completa, así que si la patata está muy verdeada la mejor opción es desecharla y no consumirla. 
  • a nuestro organismo le cuesta absorber la solanina: la mayor parte de ella es hidrolizada en el tracto digestivo, dando como resultado otros compuestos menos tóxicos que se excretan rápidamente a través de la orina y las heces. 
Por otra parte, aunque algunas fuentes apuntan que las temperaturas de cocinado pueden descomponer los glicoalcaloides, lo cierto es que no alteran su contenido de forma significativa. La cocción elimina menos de un 3,5% de los glicoalcaloides, mientras que el cocinado en microondas sólo reduce su concentración en un 15%. La degradación de estos compuestos comienza a 170 ºC, así que la fritura (a unos 150 ºC) no altera su concentración de forma significativa. El calentamiento de las patatas a 210 ºC durante 10 minutos reduce la concentración de α-chaconina y α-solanina en un 40%.

Humedad
Las patatas contienen aproximadamente un 80% de agua, así que la mejor opción para almacenarlas es un lugar húmedo, con una humedad relativa en torno al 90-95%. Es muy importante evitar las condensaciones, que se pueden producir fácilmente con valores de humedad tan elevados, ya que favorecen el desarrollo de organismos alterantes, como bacterias y hongos. Por eso se debe evitar una humedad superior al 95%, que además provocaría un hinchamiento de las lenticelas o poros de respiración, proporcionando puntos de entrada a las bacterias que provocarían la putrefacción de la patata.

Evidentemente, valores tan elevados de humedad son muy difíciles de conseguir en una vivienda, así que lo que normalmente sucede cuando los tubérculos son colocados en una atmósfera de humedad relativa baja, es que aumenta el déficit de presión de vapor (DPV) (especialmente si la temperatura es elevada), lo que provoca una pérdida de agua en las patatas por transpiración. Como ya sabes, esto produciría pérdidas de peso y una reducción de tamaño de la patata, que además se ablandaría y se arrugaría. De hecho, este parámetro es aún más importante que la temperatura para tratar de controlar las pérdidas de peso durante el almacenamiento.

Una posible solución casera sería almacenar las patatas en una bolsa de plástico de color oscuro (para evitar la exposición a la luz) y agujereada (para facilitar la ventilación y evitar la condensación). Otra posible opción es una bolsa de papel.

En el vídeo (en inglés) puedes ver un método casero para conservar las patatas, consistente en introducirlas en una bolsa de plástico junto a una manzana. ¿Recuerdas para qué sirve la manzana?



Ventilación

Ahora ya sabes que las patatas transpiran, lo que significa que liberan vapor de agua. Puedes imaginar entonces que, si almacenamos estos tubérculos en un lugar que no esté suficientemente ventilado, el vapor de agua liberado podría producir condensaciones que, como acabamos de mencionar, facilitan el desarrollo de organismos alterantes, como por ejemplo, bacterias que podrían provocar la putrefacción de la patata.

Además, las patatas respiran, lo que significa que captan oxígeno y liberan dióxido de carbono. Si el lugar en el que guardamos las patatas no estuviera suficientemente ventilado, el oxígeno se consumiría, siendo reemplazado por el dióxido de carbono que libera el tubérculo. Como vimos anteriormente, un aporte insuficiente de oxígeno provocaría a muerte de las células del interior de la patata, dando como resultado coloraciones negras (corazón negro). Además algunas células utilizarían la fermentación, en lugar de la respiración, como método de obtención de energía, por lo que el almidón acabaría transformándose en alcohol y probablemente la patata acabaría pudríéndose. Por último, recuerda que la respiración provoca un aumento de la temperatura de la patata. La ventilación ayuda a evitar que la temperatura suba demasiado.


La ventilación debe ser moderada, ya que en otro caso resultaría contraproducente. Para facilitar dicha ventilación, podemos extender las patatas sobre una caja de madera o algo similar, de modo que queden separadas unas de otras. Sin embargo, es algo para lo que se necesita un espacio del que no solemos disponer en una vivienda…

Conclusiones

Las condiciones ideales para conservar las patatas en óptimo estado son las siguientes: una temperatura de entre 7 ºC y 10 ºC, una humedad relativa de entre 90% y 95%, ventilación adecuada y ausencia de luz.

Aunque estas condiciones son difíciles de alcanzar en una vivienda, se pueden utilizar algunos métodos caseros que faciliten la conservación. Por ejemplo, podemos almacenar las patatas en una bolsa oscura agujereada, o extendidas sobre una caja de madera en una sala con las condiciones adecuadas.

Y tú, ¿cómo almacenas las patatas?


Si este artículo te ha parecido interesante, puedes ayudar a difundirlo votando aquí.

Fuentes

– Amrein, T.M., Bachmann, S.; Noti, A.; Biedermann, M.; Barbosa, M.F.; Biedermann-Brem, S.; Grob, K.; Keiser, A.; Realini, P.; Escher, F. y Amado, A. (2003). Potential of acrylamide formation, sugars, and free asparagine in potatoes: a comparison of cultivars and farming systems. Journal of Agriculture Food Chemistry, 51, 5556–5560
– Barceloux, D.G. (2009). Potatoes, tomatoes, and solanine toxicity (Solanum tuberosum L., Solanum lycopersicum L.) Medical Toxicology of Natural Substances: Foods, Fungi, Medicinal Herbs, Toxic Plants, and Venomous Animals. Hoboken, NJ: John Wiley & Sons. pp. 77-83.
– Cottrell, J.E.; Duffus, C.M.; Paterson, L.; Mackay; G.R.; Allison, M.J. y Bain, H. (1993). The effect of storage temperature on reducing sugar concentration and the activities of three amynolytic enzymes in tubers of the cultivated potato, Solanum tuberosum L. Potato Research, 36, 107-117.
– Driskill Jr., E.P.; Knowles, L.O. y Knowles, N.R. (2007). Temperature-induced changes in potato processing quality during storage are modulated by tuber maturity. American Journal of Potato Research, 84, 367–383
– Foukaraki, S.G.; Chope, G.A. y Terry, L.A. (2010). Ethylene exposure after dormancy break is as effective as continuous ethylene to control sprout growth in some UK-grown potato cultivars. ISHS Acta Horticulturae 934: XXVIII International Horticultural Congress on Science and Horticulture for People (IHC2010): International Symposium on Postharvest Technology in the Global Market.
– Friedman M. (2006). Potato glycoalkaloids and metabolites: roles in the plant and in the diet. Journal of Agriculture and Food Chemistry, 54(86), 55-81.
– Knowles, N.R.; Driskill Jr., E.P. y Knowles, L.O. (2009). Sweetening responses of potato tubers of different maturity to conventional and non-conventional storage temperature regimes. Postharvest Biology and Technology, 52 (1), 49–61
– Luning, P.A.; Devlieghere, F. y Verhé, R. (2006). Safety in the agri-food chain. Ed. Wageningen Academic Publishers, Países Bajos.
– Prange, R.K.; Kalt, W.; Daniels-Lake, B.J.; Liew, C.L. y Page, R.T. (1998). Using ethylene as a sprout control agent in stored `Russet Burbank’ potatoes. Journal of the American Society for Horticultural Science,  123(3), 463-469.
– Ramos, N.E. (2000). La biodiversidad en el mejoramiento genético de la papa. Ed. Fundación PROINPA/CID/CIP, La Paz, Bolivia.
– Takagi, K.; Toyoda, M.; Fujiyama, Y.; Saito, Y. (1990). Effect of cooking on contents of α-chaconine and α-solanine in potatoes. Journal of the Food Hygienic Society of Japan = Shokuhin Eiseigaku Zasshi. 31(1), 67-73  

http://www.potato.org.uk/sites/default/files/publication_upload/R279%20Research%20Review%20Ethylene.pdf
http://www.kimberly.uidaho.edu/potatoes/Olsen%20Dormancy%202009.pdf
http://www.kimberly.uidaho.edu/potatoes/CIS1153.pdf
http://www.potato.nl/es/sobre_patatas/agronom%EDa/el_camino_de_la_elaboraci%F3n/factores_externos_-_manipulaci%F3n_del_producto
http://www.argenpapa.com.ar/default.asp?id=175
http://www.todopapa.com.ar/?OpcionID=Almacenamiento
http://www.inia.cl/medios/biblioteca/boletines/NR36511.pdf
http://www.food-info.net/es/qa/qa-fp95.htm

Imágenes
http://juguetes.anuncioneon.com/playskool_mr_et_mrs_potato_assortiment_de_oferta/1799117.htm

49 comentarios
  • Artículo super interesante, como casi todos, he aprendido algo importante.

  • Un artículo muy interesante, como el resto del blog. Aunque soy lector habitual no suelo comentar (es mi primera vez de hecho).

    Me llama la atención que en las recomendaciones que das para conservar las patatas digas que deben estar en un lugar húmedo y, sin embargo, el fabricante (envasador más bien) recomiende guardarlas en un lugar seco (tal y como se lee en la foto que adjuntas), lo cual es claramente contradictorio. ¿Mal etiquetado tal vez?

    En mi casa se conservan en una cesta de mimbre, dentro de una despensa a oscuras y más bien fresca. De todas formas no solemos comprar grandes cantidades de una vez y las consumimos con relativa velocidad, así que no da mucho tiempo a que se estropeen.

    Un saludo.

    • Miguel A. Lurueña 21 de marzo de 2013 at 16:29

      Pues la verdad es que en un primer momento pensé en no explicar esta aparente contradicción para ver si alguien se daba cuenta (y para ver si te animabas a comentar de una vez XD ), pero luego decidí aclararlo para no crear confusión, algo que finalmente no hice por descuido…

      Una humedad relativa elevada tiene la ventaja de evitar (o reducir) las pérdidas de peso por transpiración, pero favorece el desarrollo de organismos alterantes y la formación de brotes. Estos inconvenientes se pueden evitar si el resto de las condiciones son adecuadas (temperatura, ausencia de luz, ventilación), y si tomamos ciertas precauciones, como revisar las patatas para detectar y eliminar las podridas, por ejemplo. (También está el "truco" de almacenar alguna manzana junto a las patatas para evitar la brotación).

      Con valores de humedad relativa bajos, se consiguen los efectos contrarios. Es decir, será más difícil que se produzca un crecimiento de organismos alterantes y un desarrollo de brotes, pero habrá más pérdidas de peso por transpiración y las patatas se arrugarán y se ablandarán (efectos que serán más acusados cuanto menor sea la humedad relativa).

      Supongo que la indicación del etiquetado obedece al criterio del envasador…

      Desde luego, en una vivienda es muy difícil alcanzar valores elevados de humedad, aunque si las patatas se van a almacenar durante poco tiempo, tampoco hay que preocuparse demasiado.

      Ay la despensa…la pobre está en vías de extinción, con la falta que hace…

      Gracias por animarte a dejar un comentario. Y por seguir el blog, claro está 😉
      ¡Saludos!

    • Las casas de pueblo aún conservan las despensas, y bien útiles que son xD.

      Gracias por la aclaración, ahora lo tengo un poquito más claro 😀

      Un saludo.

    • Miguel A. Lurueña 22 de marzo de 2013 at 00:23

      Ya lo creo que son útiles…
      Me alegro de haber aclarado tu duda.

      ¡Un saludo!

  • Llevo año y medio viviendo en Brasil y me llamó mucho la atención lo poco que dura la conservación de las patatas aquí, mientras que cuando vivía en España, me llegaban a durar meses. Gracias a tu artículo me a aclarado mis dudas, evidentemente la temperatura aquí es bastante mayor, supongo que eso será por lo que se pudren mucho antes.
    Abrazo…

    • Miguel A. Lurueña 21 de marzo de 2013 at 19:43

      Habría que considerar varias factores que pueden influir sobre la conservación de la patata: desde la variedad de la que se trate, hasta las condiciones ambientales….

      Después de la recolección es necesario secar las patatas (retirar la humedad de la superficie) para que pueden conservarse en buenas condiciones durante más tiempo. Me imagino que con las condiciones de Brasil (en general, elevada humedad y elevada temperatura), es difícil conseguir un secado adecuado (al menos por medios naturales). Además, como dices, la conservación posterior durante la venta y almacenamiento en caso también sería más corta debido a los mismo motivos.

      Gracias por tu comentario.
      ¡Saludos desde España!

  • Mi suegra las extiende en el suelo de la bodega y les hecha unos polvos blanquecinos antigerminantes que desconozco qué puedan ser.

    • Pueden ser ácido bórico (se utiliza o utilizaba también para la conservación de jamones, gambas, etc.). Además de los usos que le dió Pedro J, claro…

    • Miguel A. Lurueña 22 de marzo de 2013 at 00:18

      Existen varios productos en el mercado que pueden utilizarse como antigerminantes, como por ejemplo el clorprofam (CIPC).
      Que yo sepa, el ácido bórico no tiene esos efectos, sino que se utiliza como insecticida. Por cierto que su uso sólo está permitido en algunos alimentos, y el jamón y las gambas no son ninguno de ellos 😉 (en estos últimos se utiliza a veces de forma fraudulenta para evitar la coloración negra que adquieren cuando no están frescos).

      Gracias por vuestros comentarios.
      Saludos

  • Gran artículo. Enhorabuena por el trabajo que realiza en todas las entradas.

  • Pues mira, antiguamente las tenía en un cesto de mimbre en un armario bajo de la cocina, pero los resultados eran malos, generalmente me florecían, y si eran patatas de las "malas" parecía que estaban bien por fuera pero en realidad estaban podridas por dentro.

    Como la patata me dura mucho tenía que buscar una solución así que se me ocurrió meter un cestito de mimbre en el cajón de las verduras en la nevera. Y la verdad es que el resultado es fantástico, supongo que la temperatura estará en torno a los 5/6º, asi que no queda lejos de tu recomendación, un poco frío quizá pero aguantan bien.

    Lo de estar en un cesto de mimbre es simplemente decorativo, cuando acabo de comprarlas tengo que hacer tetris para que entren todas dentro del cesto y el cajón, pero luego queda muy bien, ahora los inconvenientes es que el cajón de verduras ha pasado a ser cajón de patatas, cebollas y zanahorias (las cebollas y zanahorias las envuelvo en aluminio individualmente), y la primera balda es realmente donde dejo las verduras.

    Un saludo,

  • Buen trabajo, es un artículo muy útil para los recién independizados

    Yo las guardo en un armarito, que no cierra muy bien(no cancela completamente la ventilación), es completamente oscuro y la temperatura de la vivienda es moderada, tal vez 15º ahora en invierno..
    Mi madre las pone en una bandeja sobre un carrito de estos con bandejitas, puesto debajo del mueble de la cocina y tapadas con un trapo para que no les dé la luz

    • Miguel A. Lurueña 22 de marzo de 2013 at 00:28

      Muchas gracias por tu comentario. Queda claro que en cada casa se almacenan las patatas en diferentes lugares 😀
      La verdad es que con el volumen que ocupan, a veces es difícil encontrar el lugar adecuado…

      ¡Saludos!

  • Buen artículo, sin duda lo citaré en algunos de mis posts.

  • Pues en casa mi madre (que es quien sabe de estas cosas) las almacena en sacos de cartón, cerrada, y en la cocina de verano en invierno y en la despensa en verano. Las que va necesitando las saca semanalmente y las deja en un cesto de mimbre tapado con cartón en la despensa que tenemos en la cocina, en un estante inferior. Sobre la humedad… vivimos junto al mar, es raro que baje de 80% incluso en verano ;D
    Realmente me ha gustado tu artículo, porque explica muchos de los fenómenos hasta ahora inexplicables para mí.
    Por cierto, antes mi madre también le utilizaba polvos de "esos", pero cuando compraba mayores cantidades; y otras veces ponía paja entre las patatas, ¿sabes el porqué? Ella tan solo lo hacía porque así lo hacía mi abuela.

    • Miguel A. Lurueña 22 de marzo de 2013 at 00:56

      Muchas gracias por tu interesante comentario.
      Veo que tu madre es muy meticulosa. ¡Bien por ella!

      La paja se colocaba antiguamente junto a las patatas (preferentemente en el interior de un agujero en el suelo) para mantener la humedad y evitar así las pérdidas de peso, de tamaño y de turgencia.
      ¡Saludos!

  • Muy buen artículo (como todos en este blog). Nosotros las conservamos en una caja de plástico con muchas rendijas, y tapadas, y no va mal la cosa. Una pregunta que no sé cuánto de relacionada estará con esta entrada: ¿por qué a los cítricos les aparece moho? No sabemos cómo ponerlos ya (fuera de la nevera, se entiende), que siempre acaban por coger el moho (una especie de polvillo blanco-azulado), algunas veces en pocos días, lo que desespera un poco :S

    • Miguel A. Lurueña 23 de marzo de 2013 at 18:52

      Muchas gracias por tu comentario. Me alegro de que te guste el blog 😉

      La pregunta que haces da como para escribir otro post (como poco)… Los mohos de los que hablas (pertenecientes al género Penicillium) se reproducen por esporas que están presentes en el ambiente. Si esas esporas (o directamente los hongos) se depositan sobre la superficie de los cítricos, comenzarán a desarrollarse, siempre que las condiciones sean adecuadas (por ejemplo, que la superficie esté dañada y que las condiciones ambientales sean adecuadas: una humedad relativa elevada, una temperatura templada…).
      Trataré de dedicarle un espacio a este tema.
      ¡Saludos!

    • Genial, ¡estaré atento! 🙂

  • Estupendo el articulo. ¡¡Cuanto da de si una simple patata¡¡ pero que ricas estan sobre todo cuando son buenas y que distinto es cocinar con patatas desaboridas que no saben a nada. Gracias por estos articulos tan bien escritos. La verdad es que aprendo mucho y cada semana te leo con mucho interes. Por cierto ¿por que la patata no es recomendable para dietas de adelgazamiento?

  • Muy completo el articulo, en mi casa cuando las recolectaban mis padres las dejaban 24 horas que se "secara" la humedad de la tierra y las colocaban en cajones de baldas de madera y cubiertas con paja y sacos de cuerda en un rincón bajo cubierto, a oscuras y siempre seco. Las patatas duraban meses, hasta que llegaba la siguiente cosecha.

    Actualmente no cultivo patatas, pero tenemos manzano, como siempre maduran todas a la vez, las conservamos muchas semanas en cestos de membri con paja en un rincón seco y a oscuras. Las manzanas conservan todo su sabor y no se estropean.

    Saludos y Enhorabuena por el blog.

  • Hablando hace un par de días con unos amigos me acordé de este artículo ya que la conversación iba de patatas precisamente, concretamente sobre como se fríen mejor. Yo soy de los que espera que el aceite esté muy caliente y las corto más bien gruesas, añadiendo la sal al final de la fritura. Otros las fríen con el aceite a medio gas y luego lo suben para dorarlas. Mi madre pone la sal antes de freírlas….. ¿cuál es la mejor opción desde tu punto de vista? (no vale decir que mejor no freírlas que engordan y tal, eso ya lo sabemos xD)

    Por cierto un truquito casero……. si a la hora de freír las patatas añades dos o tres dientes de ajo al aceite (siempre de oliva) les da un puntito de sabor buenísimo.

    Saludos.

    • Miguel A. Lurueña 13 de abril de 2013 at 02:15

      Siento contestarte con tanto retraso.

      La verdad es que freír las patatas de forma adecuada tiene su aquel. Ya dedicaré un artículo al tema, porque da para mucho.
      Ya te adelanto que lo suyo sería freírlas a medio gas para subir el fuego hacia el final. Y echar la sal una vez que salen de la sartén.

      Lo del ajo también lo hago yo a veces. Muy ricas 😛
      ¡Saludos!

  • Ahora me explico porqué mi abuela las guardaba en un pajar contiguo a la casa, todas extendidas en el suelo y tapadas, y mi madre las guarda en una caja de cartón en la despensa…
    Al igual que comentan más arriba sobre Brasil, yo vivo en Inglaterra y las patatas me duran apenas unas semanas, mientras que en España duraban meses, creo que es porque aquí la humedad es mucho mayor.
    Enhorabuena por el artículo! y decir que la foto con los distintos tipos de patatas fritas me ha despejado cualquier duda que me pudiera quedar 🙂
    Un saludo!

  • Muchas gracias por tu artículo!! Además de aprender, ahora sé porque se me arrugan tanto las patatas en este piso (me acabo de mudar xd), las pobres no respiran…. t_t Gracias!

  • Ante todo enhorabuena por el blog!

    Hay que ver cómo nos estamos desvinculando del mundo rural y de la Naturaleza. Mi suegro es aficionado a la agricultura y él fue cómo me enseñó a guardar las patatas. Simplemente, en una caja, la cual meto en un armarito que está a oscuras gracias a un trapo. ¡Me duran meses!

    • Miguel A. Lurueña 13 de abril de 2013 at 02:20

      Muchas gracias Carmen.

      La verdad es que es una pena. Esa desvinculación hace, entre otras cosas, que cada vez lo queremos todo más aséptico, a veces hasta rayar en la paranoia…

      Saludos

  • Mi enhorabuena por tu blog!!Me encanta para satisfacer mis curiosidades y he utilizado algunas cosas también en mis clases de ciencias. Tengo una curiosidad sobre las patatas o papas como las llamamos aquí en Canarias. Resulta que aquí la gente de campo y los ancianos dicen que las papas se ponen verdes por la exposición a la luz de la luna, ¿crees que eso es posible? mi primera impresión es que no, pues esa clorofila necesitaría la luz del sol pero me queda esa duda…

    • Miguel A. Lurueña 23 de abril de 2013 at 23:50

      Muchas gracias por tu comentario. Me alegro mucho de que te guste el blog y de que lo utilices en tus clases de ciencias.

      En cuanto a tu pregunta, como sabrás, la luz de la luna es luz procedente del sol que, tras reflejarse en la superficie lunar, llega hasta la Tierra. Lo que ocurre es que esa luz lunar llega muy atenuada, así que en principio no es suficiente para que las plantas realicen la fotosíntesis. Aquí puedes ver más información (en inglés): http://www.thenakedscientists.com/HTML/questions/question/1769/

      Siento que mi comentario llegue tan tarde (espero que aún seas capaz de leerlo).
      Gracias de nuevo
      ¡Saludos!

  • Gran artículo y muy bien explicado!
    Las patatas las suelo guardar en un cajón de la cocina, y siempre se me ponen pochas o malas muy rápidamente.

    La manera que encontré que me duran más y mantienen muy bien su sabor es con una caja de frutas pequeña (las de plástico donde en las fruterías suelen poner manzanas o verduras) con papel de periódico debajo y encima.

    Saludos!

  • Fantástico artículo! (como todos los demás que he leído aquí 🙂
    Me queda una duda: Por qué las patatas podridas HUELEN TAN MAL!!!
    En general los alimentos en descomposición apestan, pero lo de las patatas es casi cadavérico!

    Gracias 🙂

  • Mi abuela las ponía en cestos de caña y cajas de madera en una sala grande que tenía en la casa del campo y las cubría con ramas y hojas de eucalipto.Duraban de un año para otro

  • Hola.
    ¿que opina sobre el almacenamiento de las patatas y cebollas debajo del fregadero? Aseguran que no hay filtraciones.
    Yo estoy completamente en contra pero me gustaría saber su opinión.
    Muchas gracias.

    • Miguel A. Lurueña 2 de mayo de 2017 at 23:12

      Si se dan las condiciones idóneas no hay problema. Esto es: lugar limpio, oscuro, con temperatura y humedad adecuadas, sin presencia de materiales o sustancias peligrosas (por ejemplo, detergentes, etc.) ni insectos y aisladas del suelo.

  • En mi casa hemos dejado de comprar patatas, (al menos para freír) a todas las fruterías que hemos ido buscando buenas patatas para freír nos han vendido unas que después de llegar a casa y freírlas, estas se ponían negras y quedaban pochas y encima con un fuerte sabor dulce. Un producto que a mi siempre me ha encantado, he terminado por odiarlo completamente.

    • Miguel A. Lurueña 2 de mayo de 2017 at 23:14

      Ese problema que describes se debe a que las patatas tenían elevadas proporciones de azúcares simples, lo que se produce como resultado de un largo tiempo de almacenamiento (patatas con más tiempo de lo que deberían), o bien, como resultado de un almacenamiento inadecuado (por ejemplo a temperaturas de refrigeración).

  • Excelente artículo

  • Yo las guardo en la nevera y se conservan muy bien, pues tiene las condiciones que explicas.

  • Si uno cuece unas patatas y una de ellas salió podrida (lo noté hasta sacarlas del agua), ¿se habrán contaminado las otras?, ¿se podrán comer?