1. Aceite de oliva La Masía 0,0
En el etiquetado se puede leer: «Aceite de Oliva La Masía 0,0. Tus fritos con un 50% menos de aceite. Especial frituras. Dura más». Oleomasía S.A., Sevilla, España. |
Sin embargo, eso no tiene sentido alguno. Recuerda que se trata de ‘aceite de oliva’, (denominación legal para designar la mezcla de aceite de oliva refinado y aceite de oliva virgen o virgen extra), así que eso de que no contiene grasa es casi como decir que el hielo no contiene agua, por poner un ejemplo; vamos, que no es posible. Y con respecto a las calorías, sucede algo parecido: tampoco tiene sentido eso de que el aceite de oliva no aporta energía, ya que en realidad aporta 9 kcal/g (y de hecho, así se muestra en el etiquetado de este producto).
En el etiquetado del aceite La Masía 0,0 se puede ver que 100 ml aportan 824 kcal (es decir, unas 9 kcal/g). También se aprecia su composición: aceite de oliva refinado y aceite de oliva virgen extra. |
2. Aceite «Acalórico» Ordesa
Anuncio del aceite Ordesa en la puerta de una farmacia (la imagen tiene poco color por efecto del sol). |
Si nos fijamos en el cartel publicitario anterior, podemos ver que en él se indica lo siguiente: «aceite de parafina» (en la parte superior derecha) y «Lea las instrucciones de este medicamento y consulte al farmacéutico» (en la parte inferior izquierda), así que queda claro que se cumple el primero de los requisitos anteriores, aunque desde mi punto de vista, el tamaño y la posición de estos rótulos dejan bastante que desear, ya que podrían pasar fácilmente inadvertidos para muchas personas. A esto hay que sumarle que lo que más claramente se aprecia en el cartel, es la imagen de una aceitera vertiendo aceite sobre una ensalada, lo que podría sugerir al consumidor que lo que se está publicitando es un alimento y no un medicamento. Eso por no mencionar que, en mi opinión, dicha imagen representa una «sutil» equiparación entre este medicamento y el aceite de oliva, que es el líquido amarillento que espera encontrarse uno en una aceitera.
Debes saber que la administración sanitaria controla desde el punto de vista sanitario y en defensa de los consumidores todos los proyectos publicitarios dirigidos al público de los medicamentos sin prescripción en los diferentes medios de comunicación, otorgando un código numérico (Control Previo Sanitario o CPS) a los que considera que cumplen los requisitos. Y esto es precisamente lo que ha considerado acerca de estos proyectos publicitarios, a pesar de las cuestiones que acabamos de comentar… Pero no nos detengamos más en la publicidad y veamos en qué consiste este producto exactamente.
«Aceite de parafina» es un término genérico que se emplea para describir cualquier mezcla sólida o líquida de hidrocarburos alifáticos saturados y purificados que se obtienen a partir del petróleo. Existen diferentes tipos, que se clasifican en función de su viscosidad, aunque el que nos interesa en este caso es la parafina líquida, que se obtiene por destilación del petróleo y posterior purificación. Se trata de un aceite mineral incoloro, inodoro e insípido, lo que explica que en la composición del aceite Ordesa se incluya un 10% de aceite de oliva, que es el que aporta color, olor y sabor al producto. Una particularidad de la parafina líquida es que no es digerida por el organismo. Por ese motivo se comercializa, desde hace relativamente poco tiempo, como «coadyuvante en dietas de adelgazamiento» (según figura en la publicidad del aceite Ordesa). Sin embargo, este aceite se ha utilizado tradicionalmente como laxante (y aún hoy se comercializa como tal), debido a que pasa a través del tracto intestinal sin ser metabolizado, de manera que actúa como lubricante y reblandece las heces, facilitando así su expulsión. Si nos fijamos en el prospecto del aceite Ordesa, podremos leer lo siguiente: «Indicaciones: Sobrepeso, obesidad, estreñimiento, pereza intestinal. Curas de adelgazamiento en diabéticos, hipertensos, reumáticos, etc. Arteriosclerosis».
- Incontinencia anal e irritación y prurito anal.
- Según algunos estudios, el aceite de parafina puede interferir en la absorción de vitaminas liposolubles (A, D, E y K) (por eso, en el prospecto del aceite Ordesa se puede leer: «La adición de caroteno, evita los inconvenientes que podría presentar una medicación prolongada a base de parafina, al suministrar vitamina A»). Aunque también hay que señalar que otros estudios consideran que esta afirmación es infundada.
- Puede ser absorbida por la pared intestinal, acumulándose en los tejidos y causando granulomas de cuerpo extraño, aunque existe controversia en torno a este último punto.
- Si entra en los pulmones, puede producir neumonía lipoidea. Por eso se recomienda no administrar a personas propensas a sufrir aspiración pulmonar durante la ingestión, tales como ancianos, inválidos, disfágicos y niños de corta edad.
- La sobredosificación puede producir diarrea y, por consiguiente, pérdida de electrólitos, calambres, retortijones y debilidad muscular.
- Uso en mujeres embarazadas o lactantes: la guía de práctica clínica del American Gastroenterological Association Institute sobre la utilización de medicación gastrointestinal durante el embarazo, comenta en relación a los laxantes, que el aceite de parafina se considera perjudicial y no debe ser utilizado. La FDA cataloga este aceite con una categoría de riesgo C, añadiendo que se ha de evitar por riesgo de coagulopatía neonatal y hemorragia. Considera además que en mujeres lactantes es posiblemente no seguro.
Dosis de consumo
Como puedes imaginar, los posibles efectos adversos derivados de este producto dependen directamente de la cantidad y frecuencia de consumo. ¿Qué nos dice el prospecto del aceite Ordesa acerca de la dosis de consumo? Pues lo cierto es que no se especifica ninguna dosis concreta. Lo que se muestra es lo siguiente: «Dosificación: Según criterio facultativo. Una cucharada sopera de aceite contiene 15 g de grasa. Una cucharada de Aceite Acalórico Ordesa contiene 1,5 g de grasa, lo que permite aliñar los alimentos generosamente». Recuerda que este medicamento se vende sin receta, así que es fácil que el criterio facultativo no llegue a oídos del consumidor. Por otra parte, la segunda frase parece incitar al consumo, lo que incumpliría las directrices establecidas en la Guía sobre publicidad de medicamentos que hemos comentado anteriormente. Finalmente resulta, cuanto menos, curioso que en el apartado dedicado a las incompatibilidades se indica lo siguiente: «No se conocen incompatibilidades específicas a las dosis recomendadas», cuando en el prospecto no se establecen recomendaciones de uso, así que ¿qué dosis son esas?
Como seguramente sepas, la parafina se emplea además en la industria alimentaria (por ejemplo, para recubrir la superficie del papel con el que envuelven el fiambre en la charcutería), así que fue evaluada por el Comité Científico de Alimentos (SCF) y por el Comité Mixto FAO/OMS de Expertos en Aditivos Alimentarios (JECFA). Este último estableció una ingesta diaria admisible (IDA) de 20 mg/kg de peso corporal/día para el aceite de parafina, lo que supone un consumo diario de 1,4 g de aceite para una persona de 70 kg de peso (más o menos la décima parte de una cuchara sopera).
3. Salatrim
El salatrim es un «sucedáneo del aceite» que se utiliza como sustituto de algunas grasas en la elaboración de ciertos alimentos, debido a que su aporte calórico es menor (concretamente, aporta 6 kcal/g frente a las 9 kcal/g de la grasa convencional). ¿En qué consiste exactamente este compuesto? Si sigues habitualmente este blog, sabrás que las grasas y los aceites están constituidos por triglicéridos, que son un tipo de lípido formado por una molécula de glicerol a la que se unen tres ácidos grasos, cada uno de los cuales puede ser diferente (tener enlaces saturados o insaturados, tener diferente longitud, etc.).
En esta imagen se representa la unión del glicerol con tres ácidos grasos (izquierda) para formar un triglicérido (derecha), reacción en la que se liberan tres moléculas de agua. Como puedes ver, los ácidos grasos están formados por una cadena de átomos de cabono que puede tener diferente longitud (en función del número de carbonos) (Fuente). Puedes ver más información aquí. |
Pues bien, el salatrim, (acrónimo del inglés short- and long-chain acyl tryglycerid molecule [moléculas aciltrigléridas de cadena corta y larga]) es una familia de triglicéridos formados por moléculas de glicerol unidas a ácidos grasos de cadena larga (es decir, de más de 12 átomos de carbono) y ácidos grasos de cadena corta (de menos de 6 átomos de carbono).
Estructura simplificada del salatrim, en la que se representa una molécula de glicerol unida a dos ácidos grasos de cadena corta (en las posiciones 1 y 3) y a un ácido graso de cadena larga (en la posición 2). (Fuente) |
¿Por qué el salatrim aporta menos calorías que la grasa convencional? Pues básicamente por dos motivos. El primero de ellos es que los ácidos grasos de cadena corta que lo componen (como acético, propiónico y butírico) aportan menos energía que los ácidos grasos de cadena larga que habitualmente forman parte de la grasa convencional. A esto hay que sumarle además que, el ácido graso de cadena larga que forma parte del salatrim (ácido esteárico), es poco absorbido por el intestino.
Este sustituto lipídico fue aprobado por la Comisión Europea en el año 2003 para su uso en panadería y confitería, tras la propuesta formulada por la empresa Danisco, que registró este compuesto bajo el nombre de Benefat. (El salatrim no puede emplearse para frituras, ya que las elevadas temperaturas pueden hidrolizar los triglicéridos, causando entre otras cosas, sabores desgradables). En la normativa se establece que los alimentos elaborados con salatrim deben mostrarse tres advertencias:
- la primera de ellas, debe decir textualmente: «lípido de contenido energético reducido (salatrim)».
- además debe incluirse una advertencia en el sentido de que un consumo excesivo puede provocar perturbaciones gastrointestinales. Según se muestra en la normativa: «El Comité científico de la alimentación humana ha constatado que los únicos efectos no deseables del salatrim observados en algunos estudios sobre la tolerancia en el ser humano eran trastornos gastrointestinales en caso de consumo de grandes cantidades (o sea, más de 30 g/día). Estos trastornos debidos a una intolerancia gastrointestinal se remedian por lo general fácilmente dejando de consumir el producto».
- por último, el etiquetado contendrá una advertencia en la que se informe de que el producto no está destinado a ser consumido por niños. En la normativa se especifica lo siguiente: «El Comité científico de la alimentación humana también ha constatado que no hay datos sobre los efectos del consumo de productos alimenticios que contengan salatrim por parte de los niños, ya que no es probable que éstos consuman productos destinados a personas que optan por un régimen hipocalórico para controlar su peso. En consecuencia, conviene introducir una advertencia en el etiquetado que informe al consumidor de que los niños no deben consumir productos que contienen salatrim».
4. Caprenin
Otra estrategia similar a la del salatrim, pero con un resultado menos satisfactorio, es la aplicada en otro sustituto lipídico, el caprenin. Se trata de un tipo de triglicérido derivado de la esterificación del glicerol con ácido cáprico, ácido caprílico y ácido behénico, que lanzó al mercado la empresa Procter & Gamble como simulador de las propiedades del aceite de coco. El ácido behénico es un ácido graso saturado de cadena muy larga (22 carbonos) que es sólo parcialmente absorbido por el organismo, mientras que el cáprico y el caprílico son de cadena media y son absorbidos y metabolizados de forma distinta a la de los ácidos grasos de cadena larga, con lo que el aporte final del caprenin es de solamente unas 4-5 kcal/g. Este compuesto contiene casi un 50% de ácido behénico en su composición, y fue utilizado en un principio como ingrediente de golosinas, y se planteaba su potencial uso para otros productos, como los de panadería. No obstante, el caprenin no tuvo el mismo éxito que el salatrim, y entró en desuso a mediados de la década de 1990, dado que en determinados estudios se pudo comprobar que presentaba un efecto negativo sobre el metabolismo de las lipoproteínas LDL/HDL en humanos.
El caprenin se desarrolló como un sustituto al aceite de coco. (Fuente) |
5. Bohenin
Otro compuesto similar a los anteriores es el bohenin, un triglicérido formado por glicerol unido a los ácidos grasos behénico-oleico-behénico que aporta unas 5 kcal/g y que fue desarrollado por la empresa japonesa Fuji Oil. El bohenin fue aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) para su uso en la elaboración de chocolate (en una cantidad máxima del 5%), con el fin de evitar la aparición de manchas blanquecinas, aunque en Europa aún no ha sido aprobado.
Las manchas blanquecinas que puedes ver en el chocolate de la derecha, pueden evitarse empleando bohenin en la elaboración. (Hablaremos sobre este asunto en otra ocasión). (Fuente) |
6. Olestra
Este sustituto de la grasa sigue una estrategia diferente a la de los tres compuestos anteriores (salatrim, caprenin, bohenin). Se trata de un polímero formado por una molécula de sacarosa unida a cinco o más ácidos grasos de entre 6 y 8 átomos de carbono, de modo que en función de estos, la olestra será sólida o líquida a temperatura ambiente. Las propiedades organolépticas de la olestra (aspecto, olor, sabor, textura), son similares a las de la grasa de los alimentos a la que debe sustituir, pero con la diferencia de que no puede ser hidrolizada por las lipasas gástrica o pancreática (enzimas encargadas de fragmentar los triglicéridos), lo que la convierte en una molécula demasiado grande para ser absorbida por el tracto gastrointestinal. Así, la olestra no puede ser metabolizada y no puede aportar energía, por lo que es una grasa considerada de tipo acalórico.
Animación que representa la molécula de olestra. (Fuente) |
El uso de este compuesto, desarrollado por la empresa Procter & Gamble y comercializado bajo el nombre de Oleosan, está permitido en Estados Unidos como sustituto de la grasa en diversos alimentos, como snacks salados, patatas fritas chips, chips de tortilla y galletas saladas. Cabe destacar que, a diferencia de los compuestos que acabamos de mencionar, la olestra es estable a las elevadas temperaturas que se alcanzan durante la fritura.
Las patatas fritas con olestra se comercializaban en Estados Unidos hasta hace unos años. (Fuente) |
¿La olestra es segura para la salud?
Tras realizar diversos trabajos de investigación sobre los aspectos de seguridad relacionados con la olestra, se llegó a la conclusión de que no es tóxica, ni mutagénica, ni carcinógena, ni teratógena, y en definitiva, se considera segura para la salud. Ahora bien, tras los primeros estudios en torno a su seguridad, se llegó a la conclusión de que su consumo podía causar determinados problemas abdominales (como dolores y heces sueltas) y afectar al estado nutricional, al dificultar la absorción de nutrientes liposolubles. Por ello se consideró que los productores de alimentos con olestra debían añadir las vitaminas liposolubles A, D, E y K para evitar carencias y además debían informar de estos problemas en el etiquetado del producto. Sin embargo, a partir de las revisiones científicas que se realizaron posteriormente, la FDA concluyó que el aviso no era necesario, ya que los problemas abdominales se presentaban en raras ocasiones (eso sí, la obligación de añadir vitaminas A, D, E y K sigue vigente). En cualquier caso, el mensaje había calado ya en la población, y la olestra fue en general poco aceptada, por lo que en la actualidad apenas se utiliza.
Antes del año 2003 los productos elaborados con olestra debían mostrar este aviso en su etiquetado: «Este producto contiene olestra. Olestra puede causar dolor abdominal e incontinencia. Olestra inhibe la absorción de algunas vitaminas y otros nutrientes. Se han añadido vitaminas A, D, E y K». (Fuente) |
Estos que acabamos de mencionar son quizá los ejemplos más conocidos de sustitutos lipídicos, pero existen otros, como los triglicéridos constituidos por ácidos grasos de cadena media.
Conclusiones
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Fuentes
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Imagen: http://www.sabor-artesano.com/aceite-oliva-antioxidante.htm
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