- en primer lugar se congela el alimento a bajas temperaturas (entre -50º C y -80º C) de forma rápida para que el tamaño de los cristales de hielo sea pequeño y así estos no provoquen rupturas celulares (tienes más información sobre el proceso de congelación aquí)
- en segundo lugar, se hace vacío, es decir se disminuye la presión para que el agua congelada se evapore sin pasar previamente por el estado líquido (proceso que como ya sabes se llama sublimación)
- finalmente se aplica calor al producto congelado y se condensa para convertirlo de nuevo en sólido.
- se conservan durante largo tiempo a temperatura ambiente.
- conservan su color, aroma y sabor de mejor modo que con otros métodos de conservación, como la deshidratación o la congelación.
- ocupan poco volumen y poco peso.
- es un proceso muy caro, por lo que solamente se someten a él alimentos de valor en los que interesa conservar íntegros los aromas (como café, hierbas aromáticas, especias…) o que van a ser destinados a un fin determinado (comida para excursionistas, para el ejército…).
- es un proceso muy lento, lo que motiva en parte su elevado coste.
- los alimentos que son muy ricos en agua (sandía, algunas verduras…) no pueden someterse a este proceso.
- durante el almacenamiento se pueden producir oxidaciones con más facilidad.
La semana pasada este blog volvió a la portada de Menéame. Muchas gracias a todos por vuestro interés.
Es un artículo muy interesante te voy siguendo des de que has salido a meneame