Lo primero que deberíamos tener en cuenta es que no todas las publicaciones científicas son iguales ni merecen la misma credibilidad. La forma más habitual (y más rigurosa) de dar a conocer los resultados de una investigación científica es a través de su publicación en revistas de revisión por pares. Esto significa que antes de salir a la luz son analizados de forma crítica por personas expertas en la materia con el objeto de evitar errores metodológicos y mejorar el rigor de las publicaciones. En este caso no nos encontramos ante una publicación de esas características (al menos por el momento), aunque eso no significa necesariamente que los resultados no sean válidos. Ahora bien, habría que considerar algunas cuestiones.
Una de ellas es que no se puede afirmar alegremente que el 93% del agua envasada de todo el mundo contiene microplásticos, como decían los titulares de algunos medios de comunicación, ya que el número de muestras analizado (259) no es suficiente para poder hacerlo (incluso aunque las muestras se tomen en diferentes partes del mundo, como en este caso). Pero no nos pongamos tan puntillosos y centrémonos en lo verdaderamente importante.
En la publicación se hace distinción entre dos grupos de micropartículas de plástico. En el primero se incluyen las de gran tamaño (más de 100 micras o 0,10 milímetros) que se encontraron en una concentración media de 10,4 partículas por litro. En el segundo grupo se clasificaron las partículas de pequeño tamaño (entre 6,5 y 100 micras), que fueron las más abundantes, con una concentración media de 325 micropartículas por litro. La identidad de las partículas del primer grupo pudo ser confirmada mediante análisis específicos, así que no hay duda sobre su naturaleza.
Según los investigadores, los datos sugieren que los compuestos presentes en las muestras analizadas (principalmente polipropileno, nylon, poliestireno, polietileno y tereftalato de polietileno) procedían, al menos en parte, del envase o del proceso de embotellado. ¿Significa eso que el agua del grifo no contiene microplásticos? Precisamente los mismos autores realizaron una investigación sobre ello hace unos años, encontrando que estas partículas también están presentes en el agua corriente, aunque, eso sí, su cantidad era aproximadamente la mitad. Pero no solo eso.
También se ha detectado la presencia de estas partículas en pescado, marisco, miel y sal, por poner unos ejemplos, lo que parece indicar que están ampliamente presentes en el medioambiente. No sería de extrañar ya que, por una parte, los plásticos están omnipresentes en nuestra vida cotidiana (prendas de vestir, aparatos electrónicos, envases, etc.) y, por otra parte, son muy resistentes a la degradación, manteniendo intacta su estructura química a lo largo del tiempo. Así, se van fragmentando en trozos cada vez más pequeños, convirtiéndose en pequeñas partículas (microplásticos o nanoplásticos) con tamaños comprendidos entre 5.000 y 0,001 micras.
Es precisamente su tamaño uno de los aspectos que más preocupan, ya que de ello depende en parte su actividad sobre nuestro organismo. Según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), que publicó un informe sobre este tema en el año 2016, el 90% de los microplásticos son de gran tamaño y eso impide que sean absorbidos o metabolizados por el organismo, así que saldrían de la misma forma que entraron; es decir, de manera parecida a lo que ocurriría si nos tragáramos accidentalmente una canica, por ejemplo. Sin embargo, las partículas de pequeño tamaño (menos de 1,5 micras) serían capaces de penetrar en las células, lo que podría tener consecuencias sobre nuestra salud. ¿Cuáles?
Tienes queiniciar sesión para publicar un comentario.