Desmontamos algunas de las patrañas más arraigadas de la mano del divulgador Miguel Ángel Lurueña, experto en Tecnología de los Alimentos
Si ya tiene usted una edad seguro que se acuerda de aquellas cuartillas, fotocopiadas cientos de veces, que supuestamente advertían de una larga lista de aditivos alimentarios peligrosos. Algunas de aquellas hojas que pasaban de mano en mano incluso incluían los productos de consumo habitual que se debían evitar por contener esas sustancias calificadas, como mínimo, de «cancerígenas». Era un bulo, una patraña que no tenía ni un ápice de veracidad por más que asegurara estar avalada por el hospital de turno. Sin embargo, se extendió como la pólvora en la España que dejaba los 80 y arrancaba los primeros 90.
Seguir leyendo la entrevista en El Mundo (Cristina G. Lucio)
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