Antes de dar respuesta a la pregunta anterior, me gustaría dejar claro que personalmente no soy muy partidario de establecer este tipo de comparaciones por varios motivos:
- los que estiman que la mantequilla es un producto más saludable que la margarina por aquello de ser «más tradicional», «más natural», «menos industrial», «no tener grasas trans como la margarina» y «proceder de la leche de vaca en lugar de grasas de dudoso origen».
- los que creen que el producto más saludable es la margarina porque piensan que tiene menos calorías que la mantequilla, que no tiene colesterol y que tiene menos ácidos grasos saturados y más ácidos grasos insaturados.
Como puedes imaginar, muchas de estas personas (obviamente, no todas) se posicionan en uno de los dos grupos influidos, bien por los numerosos bulos que circulan a través de Internet en los que normalmente se vierten innumerables falsedades sobre la margarina y se defiende el consumo de mantequilla, o bien, por la publicidad de la industria de la margarina, que a veces hace malabarismos para dar a entender lo que legalmente no puede decir (para poder realizar ciertas afirmaciones deben existir suficientes evidencias científicas).
¿Quieres decir que la margarina es buena y la legislación no te lo permite? No hay problema: haces una web llamada lamargarinaesbuena.com, lo plantas en el envase de tu producto y… ¡voilá! Margarina Flora (Unilever España S.A., Barcelona) |
Hablaremos con detenimiento sobre este último punto en otra ocasión. Ahora veamos sin más dilación cuál de los dos alimentos gana la partida…
Grasa total
Dsitribución de los factores que propician la obesidad, según Mazza (2001). |
Todos los tipos de mantequillas, margarinas y similares que podemos encontrar en el mercado se conocen de forma genérica como materias grasas. La legislación clasifica estos productos en tres grupos, en función de la proporción de grasa láctea que contengan:
- Mantequilla, si el contenido en materia grasa está entre 80% y 90%
- Mantequilla 3/4: contenido en grasa entre 60-62%
- Semimantequilla: contenido en grasa entre 39-41%
- Materia grasa láctea para untar X%: producto con los siguientes contenidos de materia grasa láctea:
- inferior al 39%
- entre el 41% y el 60%
- entre el 62% y el 80%
Mantequilla Arias Tradicional (Mantequerías Arias, S.A., Madrid). La mención «tradicional» se puede utilizar cuando el producto se obtenga directamente a partir de leche o nata. |
Opcionalmente, se pueden utilizar las siguientes denominaciones en lugar de las anteriores:
- «Contenido reducido de materia grasa» o «aligerada»: si el contenido en materia grasa está entre 41-62%
- «Bajo contenido en materia grasa», «light» o «ligera»: si el contenido en materia grasa es inferior a 41%
Botequilla (el que puso el nombre se quedaría a gusto…): mantequilla Ligera. (Central Lechera Asturiana, Asturias). |
B. Materias grasas: están compuestas por materias grasas animales y/o vegetales, con un contenido de materias grasas de origen lácteo inferior al 3% del contenido de materia grasa. En este grupo se engloba la margarina, estableciéndose una clasificación similar a la anterior en función de la cantidad de grasa: margarina, margarina 3/4, semimargarina, etc. En el mercado español, lo más habitual es encontrar margarina 3/4, u otras opciones con menor contenido de grasa que la mantequilla.
Margarina 3/4 de la marca Roda. Como puedes ver, contiene un 60% de aceites y grasas vegetales. |
Fácil de Untar Mediterránea: semimateriagrasa compuesta para untar (Central Lechera Asturiana, Asturias). Como puedes ver, este producto contiene mantequilla y aceites vegetales. |
Debes tener en cuenta que aunque el contenido en grasa de la mantequilla y de la margarina pueda ser similar, su composición es muy diferente debido a que ésta procede de distintas materias primas: grasa láctea en el primer caso y aceites y grasas vegetales en el segundo. Así pues, veamos qué diferencias existen entre ellas.
Grasas saturadas
Grasas insaturadas
Los omega-3 son una serie de ácidos grasos insaturados que presentan el primer doble enlace (C=C) en el tercer átomo de carbono, mientras que los omega-6 presentan su primer doble enlace en el sexto carbono. Los principales representantes de estos grupos son el ácido alfa-linolénico y el ácido linoleico, respectivamente, ambos presentes en diferentes aceites vegetales, entre otras fuentes. (Fuente) |
Tanto los ácidos omega-3 como los omega-6 son ácidos grasos esenciales, es decir, nuestro organismo los necesita para funcionar correctamente pero no puede sintetizarlos, por lo que debe obtenerlos a través de la dieta. Lo que sucede es que los ácidos omega-6 suelen consumirse en una cantidad mucho mayor que los omega-3, superando el ratio 4:1 que acabamos de mencionar (algunos estudios indican ratios de en torno a 15:1 en algunas «dietas modernas»). ¿A qué se debe eso? Es algo fácil de entender si nos fijamos en las fuentes naturales de estos ácidos grasos: los ácidos omega-3 están presentes fundamentalmente en el pescado y en algunos aceites vegetales (por ejemplo en semillas de calabaza, de lino o de chía), mientras que los ácidos omega-6 se encuentran en la mayoría de los aceites vegetales, en cereales, nueces, huevos, etc. Esto supone por ejemplo que muchos de los alimentos procesados que se consumen habitualmente en las «dietas modernas» contienen elevadas proporciones de ácidos omega-6 y muy escasas (o nulas) proporciones de omega-3, como es el caso de muchas de las margarinas que podemos encontrar en el mercado. Ahora bien, en la actualidad no hay evidencias consistentes que indiquen que los ácidos omega-6 se asocien a efectos perjudiciales para la salud, así como tampoco existen evidencias para establecer un determinado ratio omega-6/omega-3 que sirva como indicador de lo saludable de una grasa. Por otra parte, es cierto que algunos estudios sugieren efectos beneficiosos de los ácidos omega-3 sobre la salud cardiovascular, pero según la revisión de la Colaboración Cochrane, se necesitan ensayos adicionales de alta calidad para confirmar el efecto protector de los ácidos grasos omega-3 en la salud cardiovascular. En definitiva, lo que viene a concluir dicha revisión es que, a la vista de los estudios existentes hasta la fecha, el tipo ideal de grasa insaturada no está claro.
Tulipán (Unilever España, S.A., Barcelona). En esta margarina 3/4 hacen mención especial al contenido en ácidos grasos esenciales omega 3 y omega 6. Como puedes ver, la cantidad de omega 6 (24 g) es muy superior a la de omega 3 (3 g). |
Como veíamos en el post anterior, el empleo de aceites vegetales para la elaboración de la margarina plantea notables inconvenientes tecnológicos, ya que su estado líquido a temperatura ambiente dificulta que el producto adquiera una consistencia adecuada. Así, para lograr la textura característica de la margarina lo que se hace es lo siguiente:
- se añaden espesantes, como gelatina y goma xantana
- se añaden grasas de origen vegetal, que son sólidas a temperatura ambiente debido a su elevada proporción de ácidos grasos saturados. Este es el caso del aceite de palma o del aceite de coco, dos claros ejemplos de que no todas las grasas son iguales, ni tampoco igual de saludables, incluso aunque sean de origen vegetal.
- se aplican diferentes tratamientos tecnológicos que, dicho mal y pronto, permiten «solidificar los aceites». Como vimos en el artículo anterior, los tratamientos que se utilizan habitualmente son tres: fraccionamiento, interesterificación e hidrogenación, proceso este último que se asocia a las tan famosas y temidas grasas trans…
Grasas trans
En el caso concreto de la margarina, el estudio Transfair encontró que las grasas trans suponían en torno al 1-17% del contenido total en materia grasa. Como ya explicamos en el post anterior, su presencia se debía a la operación de hidrogenación que se realizaba habitualmente durante el proceso de elaboración de este alimento, así que una de las medidas que tomaron muchos productores para reducir su formación fue la de modificar dicho proceso, aplicando diferentes condiciones en la operación de hidrogenación, o utilizando otros métodos, como la interesterificación o el fraccionamiento que ya hemos mencionado. Como consecuencia de ello, los datos siguientes, correspondientes al año 2004, indicaron que los niveles de grasas trans en margarina cayeron por debajo del 2% (eso sí, en algunos casos esto se logró a costa de aumentar la cantidad de ácidos grasos saturados, como los contenidos en los aceites de coco y palma a los que antes hacíamos referencia). Según diversas fuentes, como la AESAN, en la actualidad, la mayoría de las margarinas que podemos encontrar en el mercado contiene menos de un 1% de grasas trans, aunque nunca está de más observar el etiquetado para asegurarse…suponiendo que lo ponga, claro. Y es que su declaración no es obligatoria en la Unión Europea, así que esta información no suele aparecer en el producto. ¿Quieres saber qué regulaciones existen sobre las grasas trans?
¿Para cuándo un etiquetado en el que se muestre el contenido en grasas trans? (Fuente) |
Regulaciones
En la legislación europea los ácidos grasos trans que se forman durante los procesos industriales de hidrogenación sólo están regulados en los preparados para lactantes y de continuación, donde no se permite que su contenido sea superior al 3% del contenido total en materia grasa. Para el resto de los alimentos, lo único que indica la legislación son recomendaciones para minimizar la formación de estas grasas durante las operaciones de procesado, aunque existe una propuesta para obligar a declarar su presencia cuando su porcentaje supere el 2%.
En lo que respecta a la legislación nacional de los países europeos, el más restrictivo es Dinamarca, que en el año 2004 prohibió la presencia de más de un 2% de ácidos grasos trans de origen industrial en alimentos, iniciativa que cuatro años más tarde fue seguida por Suiza donde existen regulaciones similares. En el resto de países, lo único que existen son recomendaciones: en los Países Nórdicos y Reino Unido se recomienda que estas grasas supongan menos de un 10% del consumo energético total, en Francia menos de un 2% y en Austria y Alemania menos del 1%, criterio este último que coincide con las recomendaciones de la OMS. ¿Y qué ocurre en España? En el año 2009 el presidente de la AESAN anunció que el anteproyecto de Ley de Seguridad Alimentaria y Nutrición iba a fijar un máximo del 2% de grasas trans de origen industrial en alimentos, pero lo cierto es que finalmente, en dicha ley (aprobada en el año 2011) solamente se indican recomendaciones para que los operadores de la industria alimentaria minimicen la presencia de estas grasas en alimentos.
Algunas empresas, como las cadenas de distribución Lidl y Eroski, se han comprometido por iniciativa propia a eliminar las grasas trans de los productos de sus respectivas marcas. (Fuente) |
Otras fuentes de grasas trans
¿Por qué la legislación se refiere únicamente a las grasas trans formadas en los procesos industriales? ¿Acaso pueden provenir de otras fuentes? Considerando la mala fama que tienen estas grasas (dicho sea de paso, bien merecida) y la asociación que se hace habitualmente con algunos alimentos procesados (margarinas, bollería, galletas rellenas de chocolate, etc.), tal vez te sorprenda saber que las grasas trans están presentes de forma natural en la carne y la leche de los animales rumiantes (vacas, ovejas, etc.), lo que significa que también están presentes en la mantequilla. De hecho, la proporción de grasas trans en la mantequilla (en torno al 1-8%) es superior a la que contiene la margarina (siempre que esta haya sido elaborada según los procesos antes mencionados). ¿Cómo se explica esto? Su presencia se debe a que la flora bacteriana que habita el rumen de estos animales lleva a cabo una hidrogenación sobre los ácidos grasos insaturados de los alimentos que estos ingieren. Eso sí, hay que tener en cuenta que el perfil de ácidos grasos trans que contiene la mantequilla es diferente al que podríamos encontrar en la margarina y en la actualidad no se sabe a ciencia cierta si influyen de la misma forma sobre el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.
Distribución de los isómeros trans C18:1 en grasa láctea de (A) cabra, (B) vaca, (C) mujer y (D) vegetal hidrogenada. El eje de abscisas muestra la posición del doble enlace en la cadena hidrocarbonada. La presencia de grasas trans en la leche materna se explica por su ingesta a través de la dieta. (Shingfield et al., 2008). |
Colesterol
Progresión de la ateroesclerosis. (Fuente) |
Aditivos
Conclusiones
- Si consideramos los aspectos relacionados con la salud, a la hora de decidirse entre margarina y mantequilla, es preferible la margarina, y más concretamente, margarina blanda baja en grasa y sin grasas trans. Esto es debido a que tiene menor contenido en grasa, menor proporción de grasas saturadas, mayor proporción de grasas insaturadas, menor contenido en grasas trans (si es que fue elaborada de forma adecuada) y no contiene colesterol. Así lo corroboran diferentes organismos, como la Fundación del Corazón de Estados Unidos, la Clínica Mayo, o la Universidad de Harvard, por poner sólo algunos ejemplos. Aunque no olvides que existen otras opciones más saludables, como el aceite de oliva.
Pirámide nutricional elaborada por la Universidad de Harvard en la que, como puedes ver, se recomienda una mayor frecuencia de consumo de margarina sin grasas trans (trans-free margarine) que de mantequilla (butter). (Fuente). |
- A la hora de comprar, recuerda observar concienzudamente el etiquetado para realizar una buena elección y no olvides que lo importante es el conjunto de los alimentos que componen tu dieta.
- Finalmente, cabe destacar que quedan aún importantes aspectos que mejorar en el etiquetado de la margarina, como especificar qué grasas y aceites vegetales se utilizan en su elaboración y mostrar el contenido en grasas trans (recuerda que las grasas hidrogenadas no son necesariamente grasas trans).
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Fuentes
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Enhorabuena por tu paternidad!!!
Esperaba el post con impaciencia pero tienes buena excusa.
Gracias por ser tan exhaustivo y riguroso.
http://babyreciclart.blogspot.com.es/