En los centros educativos cada vez hay una mayor concienciación sobre la importancia de una alimentación saludable, así que hay también más medidas encaminadas a conseguirlo, y no solo dentro del comedor escolar. En cualquier caso, siempre es un tema que genera controversias por diferentes motivos. Lo idóneo sería que el menú escolar fuera “bueno, bonito y barato”, que traducido a este contexto vendría a ser: que los niños coman a gusto, que no se queden con hambre, que la comida sea de calidad y tenga un precio razonable y asequible… sin olvidar que sea saludable. Pero no siempre llueve a gusto de todos. (Seguir leyendo en Consumer)
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