Hace cuatro décadas se comía y se bebía de una forma muy diferente, aunque no necesariamente mejor. Entonces, se desconocían los efectos nocivos del alcohol, que se ofrecía a los menores como una medicina o una chuchería, o se creía que un niño con sobrepeso estaba más sano que uno delgado. También había un mayor acceso a productos saludables y se pasaba más tiempo en la cocina. Pero todo ha quedado atrás.
En estos cambios que casi ni hemos percibido, se centra el nuevo libro del tecnólogo de alimentos, Miguel Ángel Lurueña, Del ultramarinos al hipermercado (Destino), donde recorre la historia más reciente de la alimentación a través de sus vivencias personales. Cómo hemos llegado hasta aquí y qué nos depara el futuro, son otras preguntas que responde en estas páginas, en las que también nos da consejos prácticos de seguridad alimentaria.
Seguir leyendo la entrevista en La Vanguardia (por Hada Macià)
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