Cuando se habla de “la industria alimentaria” se suele hacer en tono negativo. Tendemos a pensar en empresas de gran tamaño que elaboran productos insanos (refrescos, galletas, bollería, etc.) y que utilizan prácticas poco éticas, como la promoción de productos a través de publicidad deshonesta. Sin embargo, esto es una generalización que no es del todo fiel a la realidad, entre otras cosas, porque dentro de “la industria alimentaria” también se engloban muchas otras compañías: las de pequeño y mediano tamaño, las que producen frutas y verduras (entre las cuales también hay empresas de gran tamaño), las que elaboran alimentos procesados saludables… Es decir, hay una gran parte de la industria alimentaria que no merece esa mala fama. Gracias a su desarrollo tenemos la posibilidad de disponer de alimentos seguros en todo momento. (Seguir leyendo en Consumer)
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