Yogures sin coco que saben a coco, chuches sin melocotón que saben a melocotón, galletas sin vainilla que saben a vainilla… Todos estos productos nos resultan ya tan familiares que ni siquiera nos paramos a pensar cómo se consigue esa “magia” de imitar sabores de alimentos que no están presentes. Podríamos decir que esos “trucos” ya no nos sorprenden. Pero en los últimos años hemos asistido a “trucos de magia” mucho más espectaculares, que nos han mantenido con los ojos, y las papilas gustativas, bien abiertos. Hablamos sobre todo de las patatas chips, que ahora tienen sabores tan sorprendentes como el del huevo frito. ¿Cómo se consigue hacer esto? (Seguir leyendo en Consumer)
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