Los seres humanos llevamos al menos 7.200 años elaborando queso pero, a pesar de ello, todavía nos asaltan muchas dudas cuando queremos hincarle el diente. ¿Nos podemos comer ese trozo de queso que tiene moho? ¿Y qué hay de la corteza? ¿Es mejor mantenerlo dentro o fuera de la nevera? A continuación trataremos de resolver esas y otras cuestiones relacionadas con la seguridad de este alimento lácteo. (Seguir leyendo en Consumer)
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