La textura resbaladiza y babosa que adquieren las bayetas con el tiempo no es grasa sino biofilm, una capa que desarrollan las colonias de bacterias para protegerse y mantenerse con vida.
En un estropajo podemos encontrar más microorganismos que estrellas existen en nuestra galaxia. Aunque parezca mentira, las bayetas y los estropajos se encuentran entre los objetos domésticos donde más bacterias se acumulan. Eso significa que, en lugar de limpiar, pueden acabar contaminando la cocina y los alimentos con microorganismos patógenos, capaces de enfermarnos. A menudo es muy difícil acabar con ellos, así que la mejor opción consiste en renovar esos utensilios con frecuencia. (Seguir leyendo en Consumer)
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