Decía el mítico Bruce Lee, maestro de artes marciales, que fuéramos como el agua (“be water, my friend”), porque el agua puede fluir y también puede golpear. En la industria alimentaria lo saben bien. El agua es imprescindible para elaborar cualquier alimento y no solo por su papel como ingrediente en un sinfín de formulaciones, o como elemento fundamental en la limpieza y desinfección de las instalaciones. También es protagonista en innumerables procesos, donde se aprovechan sus características y su enorme versatilidad para realizar tareas sorprendentes. Los siguientes ejemplos son una pequeña muestra de ello. (Seguir leyendo en Consumer)
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