Si nada cambia, se podrán utilizar nombres como “hamburguesa vegetal” o “embutido vegetal” para comercializar productos elaborados a base de vegetales. Pero no se podrá hacer lo mismo con los “quesos vegetales” o las “leches vegetales”, que no tienen permitido hacer referencia al nombre de ningún producto lácteo. Esta reciente decisión del Parlamento Europeo, aparentemente contradictoria, ha provocado un terremoto en la industria cárnica y entre los defensores de los productos a base de vegetales. Sin embargo, ha sido acogida con indiferencia (incluso con mofa) por muchas personas, que se preguntan qué importancia tiene debatir sobre el nombre de un alimento. Lo cierto es que este asunto tiene mucha más relevancia de lo que en un principio pudiera parecer. (Seguir leyendo en Consumer)
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